Oda al olvido recrea en tres actos la vida de la artista visual Louis Bourgeois
Con Oda al olvido de Elena Guiochins, dramaturga y directora teatral, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) retoma la publicación de la colección Molinos de Viento, introducida por Carlos Montemayor en 1980, que se distinguió por publicar un género poco atendido como el teatro, afirmó la doctora Freja Cervantes Becerril, directora de Publicaciones y Promoción Editorial de la Casa abierta al tiempo.
El texto es una trilogía sobre la vida de la artista visual francesa-estadounidense Louis Bourgeois (1911-2010), quien vio la escultura y su instalación desde otras perspectivas, comentó la dramaturga y crítica literaria Estela Leñero.
El título consiste en tres puestas en escena que abordan tres diferentes momentos de la vida de esta creadora que revolucionó en su tiempo la escultura por realizar instalaciones polémicas.
Leñero proyectó imágenes de obras y momentos de la artista que vivió hasta los 98 años, “cuya primera etapa comenzó con la pintura, pero uno de sus maestros le sugirió que su campo era la escultura y a ello se dedicó”, explicó la ponente.
Una de sus piezas emblemáticas de Bourgeois, quien hizo toda su vida artística en Nueva York, fue Mamá araña, y un eje toral de La destrucción del padre de 1974; en Ojos de 1982 tuvo la perspectiva de romper con la concepción clásica de la escultura y acercarse más a la instalación.
Miedos de 1992 está ligada a su biografía; Ojos y espejos de 1993 es una serie que liga con celdas, tema que aparece en su producción. En 2013 expuso Mamá araña frente al Palacio de Bellas Artes, México.
“En Oda al olvido Guiochins es una dramaturga que brilla en el teatro mexicano, sus obras buscan a su manera formas esencialmente escénicas para hablar del acontecer de las relaciones humanas y sobre todo del vínculo de las personas consigo mismas”.
La puesta en escena “muestra las esencias de nosotros mismos que nada tienen que ver con la linealidad de los sucesos ni con el rigor del espacio tangible en el que nos movemos, cada una contiene una exploración distinta y va desde la reflexión del teatro dentro del teatro como lo hizo en Mutis hasta la identidad sexual y en Translúcido de 2016”.
Oda al olvido, apuntó la ponente, “es la trilogía del teatro más reciente de Guiochins escrita de 2016 a 2018, en ella agrupa tres momentos fundamentales de la artista visual que sobresalió por su atrevimiento al proponer esculturas arriesgadas, instalaciones con materiales no convencionales y que cuestionó las formas en la escultura”.
La influencia del psicoanálisis y el budismo en el trabajo de Guiochins “es fundamental para adentrarnos en su obra, pues la vida no es como la pintan, tiene muchos planos y dimensiones, va y viene en el tiempo, y en ella se traslapan los personajes del pasado para incrustarse en el presente y trastornarles la vida de sus relaciones”.
Bourgeois insiste en afirmar que sus piezas tienen que ver con los traumas de su infancia y que su labor es producto del rencor que siempre le guardó a su padre, un hombre prepotente que humilla, que hace menos a su esposa e hija.
Para Leñero, el centro en Oda al olvido es la asociación entre la artista y su arte, la relación entre la biografía y la creación y sobre todo la reflexión que suscita su propio trabajo y la manera como impacta a los otros. En este libro escribe tres obras de teatro en las que cada una cubre un periodo.
De esa forma, la primera –Madre araña– abarca la niñez y juventud de Bourgeois, su vida en la casa familiar y “nos comparte fragmentos del diario que ella escribió durante gran parte de su vida” y termina con una fuerte escena cuando se hace realidad lo que escribió de los deseos que tenía con su hermano de descuartizar a su padre, haciendo referencia a la instalación que lleva en el nombre la destrucción del progenitor.
En la trilogía, la autora ubica tres grandes rubros para moverse en el tiempo y el espacio rompiendo la cronología y el rigor del presente, al recordar se trae el pasado al presente y al vivir en el hoy se puede avizorar el futuro y comentar aspectos que pasarán después, el teatro hace presente todos los tiempos y en la presencialidad del sitio ubica un ahora perpetuo.
“Guiochins supera la anécdota y la biografía de un virtuoso para saltar a un proceso más imaginativo de recreación eligiendo desde dónde contarnos la historia y desde dónde mostrarnos al personaje”.
Oda al olvido juega con lo que afirma la artista plástica: “recordar para olvidar, el personaje de fama le pregunta ¿de qué sirve adentrarse en el pasado? y ella le contesta, sólo así puedo vivir en el presente. Esta trilogía es un ejercicio de la memoria para sanar heridas, para reconocer el camino andado y reafirmar una vuelta de tuerca, recordar para crear”, concluyó Leñero.