Comprensión lectora y nuevas tecnologías: la transformación de nuestras habilidades humanas y sus efectos en el ámbito editorial

Las nuevas tecnologías, cada vez más ineludibles en la vida cotidiana, han transformado de manera evidente nuestras prácticas de lectura y lo que entendemos por libro. La amplia oferta de dispositivos y pantallas o la gran abundancia de información disponible en la red –una abundancia textual que nos obliga a posar la mirada en distintos tipos de escritura–
han modificado tanto nuestros hábitos como nuestras capacidades cognitivas.
La lectura digital propone otras velocidades y modos: fragmentada y acelerada, reduce la concentración sostenida, algo que modifica la profundidad en la compresión lectora y nos invita a otras modalidades de interacción: leer es también navegar, seleccionar, tomar caminos posibles, enlazar con otros medios –videos, plataformas, imágenes–. La lectura lineal, pausada y crítica es tensionada por los formatos digitales dominantes pero, más que oponer lo digital a lo analógico, nuestra época sugiere pensar cómo generar puentes, capacidades y herramientas que fortalezcan las habilidades lectoras
en contextos que parecen adversos para un ejercicio de comprensión amplia.
Así, el ámbito editorial se enfrenta a varios retos. Las publicaciones se adaptan a los nuevos lenguajes, formatos y modos de circulación de textos y obras. Editores y editoras, adicionalmente, tienen la responsabilidad de responder al contexto actual: de ese modo, tecnología y edición –una mancuerna que ha funcionado desde los inicios de la cultura impresa– miran ahora un escenario nuevo, donde las etapas de producción editorial son susceptibles de tomar en cuenta otros dispositivos y otras formas de promover o hacer llegar obras a los lectores.