El desnudo femenino como autorepresentación resulta perturbador y subversivo
“¿Las mujeres tenemos que estar desnudas para entrar en los museos? se preguntaban las Guerrilla Girl mientras usaban una máscara de gorila que daría la vuelta al mundo con su provocadora interpelación, y es que menos de cinco por ciento de los artistas de las secciones de arte es mujer, pero 85 por ciento de los desnudos pertenecen a cuerpos femeninos, valdría entonces cuestionarse ¿por qué el tema del desnudo femenino como autorepresentación sigue resultando tan perturbador y subversivo?, señaló Dina Comisarenco, autora del prefacio a la segunda edición del libro Desnudo y Arte, de Eli Bartra.
Durante la presentación de esta edición de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, su autora compara y distingue entre los desnudos femeninos realizados a partir de la mirada masculina y la autorepresentación de las mujeres desnudas, donde estas últimas retan los cánones establecidos al transformarlas de objetos a sujetos logrando una nueva conquista de la libertad.
Comisarenco sustenta que Bartra logra una publicación estimulante y llena de libertad al hilar su discurso a través de obras pictóricas, fotográficas y distintas formas de expresiones de arte popular desafiando las clasificaciones jerarquizantes propias de la historiografía del arte nacional y demostrando la continuidad entre las manifestaciones culturales más allá de sus medios, orígenes e intenciones creativas.
El imaginario colectivo ha creído durante décadas lo que es y significa el desnudo femenino, las opciones autorizadas de su representación, la forma en que las mujeres pueden entrar a los museos como cuadros, pero no como artistas, y en esa revelación hay que sumar una larga lista que no sólo tiene que ver con el género de quien pinta, esculpe o fotografía, sino en la idea de la identidad femenina que se reproduce y constata en el arte, señaló la doctora Andrea Fuentes Silva, editora del texto.
Bartra pone de manifiesto, a través de tres capítulos interdependientes, que sus estudios son una pasión que mira las obras desde múltiples ángulos, desdoblándolos y refiriéndose a análisis de otras y otros teóricos, pero siempre discutiendo los conceptos y planteando preguntas. Esta edición “permite transformar las nociones sobre lo femenino, el desnudo y el arte mismo, pues sus preguntas interpelan y guían devolviendo un principio activo para reconfigurar lo que vemos a partir de lo que queremos ver”.
La doctora Elsa Muñiz García, investigadora del Departamento de Política y Cultura de la Unidad Xochimilco, afirmó que en un excelso ejercicio de indagación documental y de revisión iconográfica Bartra muestra un mundo alucinante al que casi siempre se accede como turistas que visitan un museo, pero en esta obra conduce de la mano por rumbos de diversas expresiones históricas del desnudo, uno de los objetos más atendidos, recurrentes y celebrados en la historia del arte.
En esta publicación, la autora logra –a modo de rizoma del que brotan semillas multidireccionales– guiar la mirada desobediente y encontrar más que cuerpos de mujeres desnudos, fortaleciendo así la óptica feminista con el propósito de hallar culturas divergentes frente al desnudo en la historia del arte, señaló la escritora Valeria Matos.
Es político elaborar metodologías que tomen en cuenta no sólo una sociedad desde el punto de vista no androcéntrico, sino también a aquellas en sus distintas épocas, sociedades, ámbitos y quehaceres, lo que ha dado por resultado nuevas lecturas de la producción artística, como lo demuestra Bartra, en este sentido las obras evocan épocas, mentalidades, acciones, y es ahí donde se visibilizan los deseos, miedos y entre tanto la misoginia.
Lo valioso es también observar no para condenar al arte en sí, sino para analizar las maneras de desarticular el sistema opresor en la realidad social, y esta publicación se inscribe en la tarea de visibilizar fragmentos de esto que es preciso y urgente de resolver. “Liberemos a la mujer de la cultura dominante y Desnudo y Arte es otra propuesta que se abre para ello”, dijo la maestra Matos.
Al término de la presentación Eli Bartra agradeció a las presentadoras por la polifonía intergeneracional y dijo que si este libro parece ser una historia del arte, no lo es, pues su formación viene de la estética y la filosofía, que ha utilizado para hablar de lo que le interesa, en este caso del desnudo femenino como gran ícono del imaginario, que sigue contaminando y permeando el ser y quehacer de las mujeres hoy en día.
Desnudo y Arte es reflejo de la mirada de una filósofa que ha dedicado 40 años de su vida a la estética feminista, hurgando en los intersticios de la producción de lo bello, lo abyecto, lo útil y lo monstruoso en la representación de géneros sexuales, algo que en México es sumamente importante para consolidar la revolución implícita en esta sacudida al sistema de género, escribió Francesca Gargallo en el prólogo de esta obra.