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Número 68, época V, mayo-junio, "La literatura infantil y juvenil en México.

Número 68, época V, mayo-junio, "La literatura infantil y juvenil en México.

 La literatura infantil y juvenil en México

Si escribir libros de ficción especulativa o literatura policial entraña retos y dificultades concretas para sus autores, es ineludible que la literatura escrita para niños y jóvenes implica cultivar un oficio nada sencillo, sobre todo si se toma en cuenta que se han de confeccionar obras para los lectores más exigentes. Sin embargo, como todo género, la literatura infantil y juvenil ha debido cursar sus propias batallas para hacerse un lugar no sólo entre su público sino entre el gremio de los escritores y en la veleidosa industria editorial

Así, este número de Casa del tiempo está dedicado a la reflexión, el análisis y la anécdota del panorama actual de la literatura infantil y juvenil en México por algunos de sus protagonistas, escritores, editores e ilustradores cuyo amoroso oficio es parte importante de su historia: María Baranda, Mónica B. Brozon, Antonio Malpica, María Fernanda García, Antonio Ramos Revillas, Adolfo Córdova, Graciela S. Silva, Elisa Castellanos, Mauricio Gómez Morín y Ana Romero —que nos propone un relato ilustrado por Valeria Gallo en el suplemento Tiempo en la casa—. Del mismo modo, en “De las estaciones” conversamos con Francisco Hinojosa y Juan Villoro, quienes han forjado algunos de los personajes memorables del género. Y en el “Ensayo visual”, cuatro ilustradores, Israel Barrón, Estelí Meza, Alex Herrerías y Beatrix G. de Velasco, nos ofrecen una breve muestra del trabajo realizado a lo largo de su trayectoria.

Además, en las secciones "Ménades y Meninas" y "Antes y después del Hubble", presentamos ensayos a propósito de los directores Agnès Varda y Don Siegel, el anarquista Joaquín Penina, y el centenario de “La suave Patria”, de Ramón López Velarde.

 

El roba nombres

María Baranda

¿Alguna vez se fue tu nombre

como un balón rodando por la calle?

 

¿Alguna vez alguien te dijo “Ey, tú”

y viste sus ojos de pez de aire?

 

¿Alguna vez en el salón de clase

no supieron nombrarte y te quedaste

como un pájaro mudo?

 

Era el fantasma roba nombres

que espera siempre

en cada esquina,

en cualquier puerto

o bajo un árbol,

está ahí parado

con el silencio en sus ojos

escuchando, escuchando

que alguien pronuncie

lo que él puede llevarse: tu nombre.

 

CONSÚLTALO EN: 

https://casadeltiempo.uam.mx/index.php/archivo/12-ct68/106-ct-68-indice