Rumbos espacio-temporales del arte del desnudo, en libro de académica de la UAM
Eli Bartra es una filósofa, escritora y feminista irreverente que en su libro Desnudo y Arte, publicado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) “nos lleva de la mano por rumbos espacio-temporales del arte del desnudo, uno de los objetos más atendidos, recurrentes y celebrados en la historia”, coincidieron las presentadoras de la obra, en el Centro de Difusión Cultural Casa Rafael Galván.
La doctora Elsa Muñiz García destacó que en tres capítulos, la autora –investigadora del Doctorado en Estudios Feministas de la Unidad Xochimilco de la Casa abierta al tiempo– coloca la mirada en distintos asuntos que le permiten engarzar discusiones que gravitan en torno al arte y el cuerpo humano desnudo.
A partir de preguntas detonadoras sitúa sus intereses principales, que son el cuerpo de las mujeres, su desnudo y las diferencias entre las representaciones artísticas del desnudo femenino elaboradas por personas de ambos sexos en México.
Una de las discusiones propuestas por la autora “es a todas luces feminista, porque argumentar en torno a la creatividad femenina plantea necesariamente colocarse en un contexto determinado en el tiempo, el lugar y la cultura, así como en el proceso de producción social de la feminidad, es decir, en el ser mujer en un momento histórico dado”, señaló.
Tal argumentación implica también “ubicarse en una específica forma de concebir al sexo y al género para tener un punto de partida y llegar a vislumbrar las discrepancias entre los desnudos creados desde subjetividades femeninas o masculinas.
La coordinadora de Extensión Universitaria de la Unidad Xochimilco de la UAM señaló que en su texto Bartra se propone entender y comprender la función social de los desnudos y mostrar que el femenino, en manos masculinas, ha contribuido a crear y recrear la imagen de pasividad, debilidad y belleza artificial que integran el cúmulo de estereotipos de la mujer.
Muñiz García consideró fundamental recuperar el doble significado que puede atribuirse a la autorrepresentación, pues “si bien nos podemos referir a la manera en que las artistas creadoras de desnudos se plasman a sí mismas en una obra de arte, también está la forma en la que ellas asumen las representaciones y le son constitutivas subjetivamente”, lo que muestra la historicidad de este sector de la población.
La doctora Bartra señaló que la propuesta central de su obra es que existe un arte específicamente femenino, con características bien definidas de las mujeres como grupo social diferente a los demás, tantos como se quiera.
“Yo diría que hay dos grandes grupos, pero en definitiva hay más” y por ello considero que sí hay un arte femenino, incluidas las creadoras que se asuman como femeninas, aunque no necesariamente hayan nacido con el sexo femenino, porque se asumen como mujeres y, por tanto, pertenecen a ese conjunto, apuntó.
Además, hay divergencias entre lo hecho por las mujeres y lo hecho por los hombres, en donde predomina la visión masculina de un cuerpo desnudo muy estético y bello.
Al respecto, en su texto afirma que prefiere la posición en cuanto a que siempre es importante considerar el género y la preferencia sexual (si es posible saberla) para poder entender mejor las obras de arte y a quienes las crean.
La investigadora dijo estar muy contenta por la aparición de esta segunda edición del libro que le llevó más de siete años de trabajo y también está publicado en inglés.
La escritora María Valeria Matos Pérez sostuvo que la obra fortalece la óptica feminista con el propósito de encontrar lecturas divergentes frente al desnudo en la historia del arte y es “otro estudio vital, pues faltan muchos para tener una historia del arte disidente”.
La autora de la novela Nahui Olin, la loca perfecta citó a la propia Bartra al señalar que la creación artística y lo político han estado siempre indisolublemente vinculados y para mostrarlo describe un autorretrato de la artista Yolanda Leal titulado “Así no es”. La doctora Bartra explica que si se pretende entender esa fotografía como el resumen de una actitud agresiva que reta la mirada masculina, es precisamente por esa ojeada femenina que se impone.
En esa foto el sexo femenino no se está ofreciendo a la mirada complacida de un espectador masculino, más bien está frustrando esa complacencia, en la medida que aparece sin las connotaciones de pasividad que pudieran resultar más estimulantes para el goce y en que ese gozo se relaciona con una actitud de posesión y consumo.
Una de las mejores lupas para el análisis se construye con la metodología que toma en cuenta “no a una sociedad desde el punto de vista androcéntrico, sino también a las mujeres en sus diferentes épocas, sociedades, ámbitos, quehaceres, reivindicaciones y logros, lo que da como resultado nuevas lecturas.