Los ensueños y su vínculo patológico con la alucinación, en Indicios visionarios
Personas capaces de ver espíritus, santos, ángeles o demonios son protagonistas en las páginas del libro Indicios visionarios, para una prehistoria de la alucinación, en el que son analizados diversos casos de gente mística de los siglos XVI al XIX, que fue asociada por los primeros psiquiatras a la patología de la alucinación, que simultáneamente favorecía las tesis de la secularización.
Escrito por la doctora Zenia Yébenes Escardó, investigadora del Departamento de Humanidades de la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), esta publicación aborda el fenómeno de las percepciones y su vínculo como hecho patológico, psiquiátrico y clínico de la alucinación.
Durante una charla sostenida en la Casa de la Primera Imprenta de América entre la doctora Dayanira García Toledo, coordinadora de Cultura de la citada sede académica de la UAM, y la autora de esta obra, ésta última comentó que las visiones son muy complejas de explicar porque abarcan los sentidos del cuerpo y del alma, lo que da una amplia cabida a la confusa subjetividad al momento de leer el texto.
Coeditado por la División de Ciencias Sociales y Humanidades de ese campus de la Casa abierta al tiempo, el libro trata de rastrear cómo las clarividencias pueden ser posibles y reales, mientras se intenta comprender la variedad de experiencias conectadas a lo divino, misterioso y místico.
La doctora Yébenes Escardó expuso que su proyecto posee una preocupación política y otra ética: la primera, al cuestionar la imperante realidad que se abre a la posibilidad de otras verdades más complejas para evitar sólo una percepción de las cosas, lo que genera perturbación en los órdenes establecidos, y la segunda, porque también trabaja en el terreno de la antropología, con narradores capaces de ver gente muerta o señales divinas, que hasta ahora han sido poco apreciados por la academia.
La doctora García Toledo dijo que se trata de una investigación profundamente profesional con una argumentación tan brillante como compleja, lo que constituye sin duda un gran reto, pues su dificultad provoca a seguir con la lectura y mantenerse expectante y, de permitirse ser atravesado por las vivencias y sumarse a una posición de apertura, el lector podría lograr un mayor entendimiento de la experiencia mística.
No es un libro sencillo ni condescendiente, pero sí muy apasionante –dijo la titular de Cultura– que ha tenido un grandioso recibimiento pese a luchar contra los grandes íconos de las librerías y mantener un carácter que intenta ir a contrapelo y en contra de mercantilización que subestima a los leyentes, debido a que sus páginas están cargadas de filosofía, historia y antropología como fino oficio de investigación.
Ha sido también muy bien aceptado en el ámbito de la neurosiquiatría, gracias a que Jesús Ramírez Bermúdez –prestigioso profesional en la disciplina– lo leyó e hizo una reseña muy elogiosa, que acercó a muchos estudiantes de esta rama de la psiquiatría interesados en ver los sucesos desde una perspectiva distinta, ya que saben que se enfrentan a fenómenos multidimensionales.
Pese a lo raro que es –o quizá por ello– ha tenido muy buen cobijo, debido a su diálogo crítico y sociológico con los estudios poscoloniales –sostuvo la autora del libro–, porque muchas personas que dicen ver visiones se ubican en lugares periféricos que incluso orillan a pensar en el tema en términos geopolíticos, además de sostener una clara preocupación por la enfermedad y por episodios de sufrimiento psíquico conocidos en algunas regiones como “noches oscuras del alma”, en las que no se puede sentir nada.
Indicios Visionarios pertenece a la colección Tierra Firme, que comparte en común la División de la Ciencias Sociales y Humanidades de la Unidad Cuajimalpa y la Universidad del Rosario de Colombia. Sus otros títulos incluyen La vida privada de las bibliotecas, La violencia y su sombra y De damnificados a víctimas.