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Casa del tiempo, año XLIII, vol. II, época VI, número 10, agosto-septiembre de 2023

  Casa del tiempo, año XLIII, vol. II, época VI, número 10, agosto-septiembre de 2023

La disputa de un territorio simbólico o el dominio de una actividad lúdica fungen en ocasiones como defensa firme de la comunidad, como fuente natural de reconocimiento y como faro para la formación de identidades. En el número de agosto-septiembre, desde el ensayo, la crónica, la poesía y la narrativa, ofrecemos en nuestro dossier una serie de acercamientos al deporte y los juegos callejeros no profesionales de niños, jóvenes y adultos como formas alternativas de autogestión del espacio público.

En Travesías, Omara Corona retoma la categoría de monstruosidad como marca política de la alteridad e indaga en las obras incluidas en la exposición Voces disidentes: ficciones, corporalidades y visualidades, de la Casa de la Primera Imprenta de América; Rubén Ortiz nos comparte las vivencias y resoluciones de la singular puesta en escena Parlamento de la memoria en el Teatro Casa de la Paz; y Mariana Martínez Bonilla reseña el documental Brainwashed: Sex-Camera-Power —dirigido por Nina Menkes—, que mediante la revisión de los componentes del lenguaje cinematográfico formula una pregunta capital: ¿a quién obedece la cámara?

En Imagos, presentamos imágenes de la muestra Insubordinaciones. Los pliegues del significado en Beatriz Ezban, exhibida en la Galería Metropolitana.

Grethel Domenech, en Ágora, refiere el contenido de Cuba totalitaria, un volumen compilado por Henry Erick Hernández y Lester Álvarez

En Fractales, Giorgio Lavezzaro entrevista a la dramaturga Mónica Perea a propósito del montaje de su pieza Todos Santos; y Rafael E. Quezada nos comparte un relato sobre pesadillas hiperrealistas en “Un sueño de Intrusos”.

A Contraluz se examinan obras de Eduardo Casar, Federico Vite, César Tejeda y Nadia López García.

En el suplemento electrónico Tiempo en la casa: “Zona en Acapulco 62. Activaciones artísticas colectivas”, de Mónica Benítez Dávila

 

Escribir es temblar a veces

Brenda Ríos

 

1

A veces ceno una bolsa de papas

pero nada tiene que ver con que mi amante y yo no nos veamos más

él tiene su vida

            [La mía está en otra parte

El de la tienda me dice señora

Pido lo de siempre:

Papas, cerveza. Lo que no puedo comer.

Mi amante es feliz.

Es menor que yo.

Era feliz antes de conocerme, y claro, después.

 

Todo en él es futuro

[yo soy presente continuo.

Un presente difícil.

 

Frente al mostrador me dicen: ¿es todo? ¿algo más?

No. No hay nada más.

Lo básico es lo básico

lo que altere la presión.

No quiero ser mal interpretada:

yo quiero a mi amante.

Era hermoso. Lo es.

Es alto, moreno.

En su espalda caben poblados.

Pero no sé. El pan no se come solo

 

Y yo amo amo amo amo todo eso que ponemos encima del pan.

Me gusta llegar a casa, presionar el interruptor inocente:

la casa se llena de luz.

Los amantes no siempre.

 

2

Con la escasez del agua llegará todo lo demás

tendremos más enfermedades degenerativas

inevitables

tremendísimas

el mal del parkinson será una entre cientas;

a los 40 habríamos vivido una vida larga y quizá hasta cansada

pero después

uf después se pone muy muy pesada la cosa

como resultado de varias generaciones que consumieron proteína de baja calidad

no tendremos calcio

el odio avanza en forma de hipertensión

un día caemos en la cocina y no podemos movernos

un día en la alacena buscando atún en lata con un elevado contenido de soya

nos vamos a marear y caer

es todo lo que se necesita

el mal llega

por la cocina, las venas, el colon.

 

Nuestras madres a los 50 estarán al borde de la muerte

alguien deberá inventar la aspirina de nuevo

pero ya es tarde

no hay ensaladas de berros que compensen

este país tan pobre vendió su maíz puro

y nos alimentó en cambio

con migajas de mortadela

hay que decirlo

nuestros dientes de elote (ironía por otro lado)

se empiezan a caer

mutamos cada mañana

Pero no podemos bañarnos

de manera regular

nuestro pelo es maraña

algodón de azúcar obscura.

 

Sucios, engordados con carbohidratos de la peor calidad, subimos las escaleras averiadas del transporte público

un esfuerzo tremendo

la vida se nos va en llegar de un lugar a otro

esos veinte minutos uf

pesan

rodillas de gelatina

no hay eros al llegar a casa

no hay atún fresco. Salmón. Fruta fresca

 

Hay enfrente, eso sí, unos edificios nuevos para gente joven

no saben lo que nosotros sabemos

las madres matan a sus hijos pequeños

los padres matan a sus hijos pequeños

los que no fueron asesinados

creen en el futuro

pero caerán como moscas

en el piso del baño

sin saber quiénes son

cuánto llevan ahí, desnudos,

sostenidos del tubo para la toalla

viviendo como idiotas

porque es el único modo de vivir