Casa del tiempo, año XLII, vol. I, época VI, núm. 5, octubre-noviembre de 2022

Un fantasma recorre las páginas del número cinco de Casa del tiempo: el fantasma del manifiesto. Y no es gratuito. El manifiesto ha fungido a lo largo de la historia como un ariete ideológico donde se reivindica públicamente el programa de una lucha política. Sin embargo, en el terreno de la creación, los manifiestos actúan como un género en sí mismo donde se condensan los postulados y las directrices de una vanguardia, se expresa una voluntad, se enarbolan principios y se trazan vías de acción para encarar el trabajo artístico. Por tanto, en Dossier, Travesías, Imagos y Ágora, reunimos ensayos que esbozan elementos para una teoría de los manifiestos, analizan el manifiesto y el diario como parte esencial del trabajo creativo, observan las implicaciones filosóficas del dadaísmo, emprenden un repaso crítico a las restricciones de Dogma 95, buscan la visceralidad en el programa del infrarrealismo, o recuerdan las batallas intestinas entre Estridentistas y Contemporáneos. Aunque también congregamos en este número documentos que manifiestan públicamente nuevos caminos en el ejercicio de la narrativa de ficción, comparten las premisas estéticas de un grupo literario hasta ahora desconocido, y saludan la aparición de un movimiento emancipador llamado desanudista.

En Fractales, Marina Porcelli finaliza su serie “Leopardos en el templo o la ceremonia interminable”, esta vez a propósito de los sueños como fenómeno biológico; y Luis Rodríguez Navarro nos comparte su lectura de Caravana de la sed, obra nómada del poeta tuareg del Sahara Central Mahmoudan Hawad.

Como complemento del Ciclo de Cine Francés, en el marco del Librofest Metropolitano de este año, Aura Penélope Córdova y Hugo Alejandrez reseñan, respectivamente, las cintas Eugénie Grandet, de Marc Dugain, y Las ilusiones perdidas, de Xavier Giannoli.

A Contraluz se valoran obras de Vladimiro Rivas Iturralde y Gabriel Ramos.

En el suplemento electrónico Tiempo en la casa: “Prosa y anticombinatoria. El Oulipo, fórmulas para toda la literatura por venir”, de Alejandro García Abreu.

Utopía y desencanto

Carla de Pedro

El bien, quisimos el bien: enderezar al mundo.

No nos faltó entereza: nos faltó humildad.

Octavio Paz

Nos borraron de la Historia.

Y corríamos por una libreta  a cuadros

con grafito en los pies rayando a gritos,

pero no escribíamos nada,

solo rayones abstractos como la igualdad o la justicia.

Y eso no era malo,

pero las palabras no alcanzaban,

por más que corrían no llegaban,

como en un sueño o una pesadilla.                           

Por más que alargábamos los brazos,

por más que lanzábamos conceptos atados por nudos los unos a los otros,

por más que nuestras salivas se juntaban para crear un río que uniera;

pero olvidábamos el puente,

o el puente se rompía en trocitos,

como alfileres,

como palillos.

Entonces nos quedamos allí tirados,

tratando de olvidar que habíamos sido borrados,

para con ese olvido también borrarnos de nosotros mismos.