En este par de poemarios, Enrique González Rojo Arthur regresa a los inicios de la lírica, cuando se humanizaban dioses y sobresalían los héroes. Eran los días del stilo y de la tablillas de cera que le dieron a la palabra “épica” parte del significado que ha sobrevivido hasta el momento en que fue escrito este laberinto de personajes clásicos y de mitos reinterpretados. Una historia –o varias- donde la versificación es dictada por ritmos certeros.
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En este par de poemarios, Enrique González Rojo Arthur regresa a los inicios de la lírica, cuando se humanizaban dioses y sobresalían los héroes. Eran los días del stilo y de la tablillas de cera que le dieron a la palabra “épica” parte del significado que ha sobrevivido hasta el momento en que fue escrito este laberinto de personajes clásicos y de mitos reinterpretados. Una historia –o varias- donde la versificación es dictada por ritmos certeros.
ENRIQUE GONZÁLEZ ROJO ARTHUR. Ciudad de México, 5 de octubre de 1928; 5 de marzo de 2021. Hijo y nieto de poetas mexicanos sobresalientes, ha dedicado su vida al magisterio, la filosofía, la literatura (en lo fundamental la poesía) y el compromiso político con las clases explotadas y oprimidas. Dentro de su obra poética, Para deletrear el infinito es una serie que plasma su personalidad y sueños políticos. Al interior de sus trabajos filosóficos figuran: Obra filosófico-política en seis tomos (1986); La actualidad de Marx en el siglo XXI (1999); Manifiesto autogestionario (2003) y En marcha hacia la concreción. En torno a una filosofía del infinito (2007), entre otros. Recibió el Premio Villaurrutia (1976) y el Premio Nacional de Poesía «Benemérito de América» (2002), entre otras preseas.