Parábola de la naturaleza desconsolada, incluso patética, de lo que es el hombre. Entre la luz, no siempre clara, y la oscuridad, no siempre total, de sus personajes el autor manifiesta una epifanía perturbadora: el mal está en todas partes, en todo ser que vive. En Vite, hablar de muerte es hablar de vida, una constancia de que lo desconocido habita, acecha y respira muy cerca de nosotros.
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