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string(1170) "La escritura de Esther Seligson no se parece a la de nadie más. En las ficciones reunidas en Indicios y quimeras los personajes habitan sitios fuera del tiempo y viven existencias liminales. Sus voces, casi siempre monólogos, plantean situaciones que parecerían imposibles e invitan a una lectura abierta a nuevas formas de percibir la realidad. Caballeros andantes, estrellas fugaces, sombras, magos y flores son algunos de lo seres que, con ironía y determinación, atraviesan estas páginas. Otros, que parten de la tradición griega –como Penélope, Orfeo, Eurídice o Electra–, hallan aquí nuevas vidas.
Esther Seligson desafía las estructuras narrativas convencionales y genera una prosa con aliento experimental. Parece en ocasiones sueño, otras memorias difusa. Sin embargo, nunca deja de ser precisa ni abandona la complejidad. Dividido en dos partes, este libro es un ejercicio alrededor del goce, la memoria, el amor y el desamor. En 1988 sorprendió por primera vez a los lectores, casi cuarenta años después se reedita en la misma colección que lo acogió previamente e incorpora importantes cambios realizados por la autora.
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La escritura de Esther Seligson no se parece a la de nadie más. En las ficciones reunidas en Indicios y quimeras los personajes habitan sitios fuera del tiempo y viven existencias liminales. Sus voces, casi siempre monólogos, plantean situaciones que parecerían imposibles e invitan a una lectura abierta a nuevas formas de percibir la realidad. Caballeros andantes, estrellas fugaces, sombras, magos y flores son algunos de lo seres que, con ironía y determinación, atraviesan estas páginas. Otros, que parten de la tradición griega –como Penélope, Orfeo, Eurídice o Electra–, hallan aquí nuevas vidas.
Esther Seligson desafía las estructuras narrativas convencionales y genera una prosa con aliento experimental. Parece en ocasiones sueño, otras memorias difusa. Sin embargo, nunca deja de ser precisa ni abandona la complejidad. Dividido en dos partes, este libro es un ejercicio alrededor del goce, la memoria, el amor y el desamor. En 1988 sorprendió por primera vez a los lectores, casi cuarenta años después se reedita en la misma colección que lo acogió previamente e incorpora importantes cambios realizados por la autora.