La autora que escribió las novelas donde aparece la protagonista de este libro fue una mujer excepcional en muchos sentidos. Emilia Pardo Bazán, como Feíta, tuvo el impulso de aprender que la acompañó desde sus primeros años. Le gustaba leer cuanto libro se encontraba, dijo ella que leía hasta en los cucuruchos donde se empacaban los víveres que compraba en la tienda. Quiso ir a la universidad pero en el siglo XIX no era común que las mujeres lo hicieran y era mal visto, pero aprendió por sí misma y se convirtió en escritora. Dedicarse a escribir le costó muchos problemas y probablemente terminó con su vida familiar, pues siendo muy joven se separó de su esposo y regresó a vivir a la casa de sus padres. Pero así como tuvo que sortear muchos obstáculos, también poder dedicarse a una profesión le permitió vivir de su sueldo, no depender de ningún hombre y ser reconocida por las personas de su época, aunque a veces algunos se burlaban de ella. Fue maestra, periodista, escritora de novelas, cuentos y ensayos. Algo que nunca logró fue poder ingresar a la Real Academia de la Lengua porque a esas instituciones sólo pertenecían a los hombres. Emilia soñó con que alguna vez las mujeres pudieran disfrutar de la libertad en todos los aspectos y que todas las personas, hombres y mujeres, reconocieran que la inteligencia no tiene sexo. Feíta es una de las imágenes ficcionales que ella creó para expresar esas ideas e introducir los discursos que poco a poco iban ganando terreno en la sociedad.
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La autora que escribió las novelas donde aparece la protagonista de este libro fue una mujer excepcional en muchos sentidos. Emilia Pardo Bazán, como Feíta, tuvo el impulso de aprender que la acompañó desde sus primeros años. Le gustaba leer cuanto libro se encontraba, dijo ella que leía hasta en los cucuruchos donde se empacaban los víveres que compraba en la tienda. Quiso ir a la universidad pero en el siglo XIX no era común que las mujeres lo hicieran y era mal visto, pero aprendió por sí misma y se convirtió en escritora. Dedicarse a escribir le costó muchos problemas y probablemente terminó con su vida familiar, pues siendo muy joven se separó de su esposo y regresó a vivir a la casa de sus padres. Pero así como tuvo que sortear muchos obstáculos, también poder dedicarse a una profesión le permitió vivir de su sueldo, no depender de ningún hombre y ser reconocida por las personas de su época, aunque a veces algunos se burlaban de ella. Fue maestra, periodista, escritora de novelas, cuentos y ensayos. Algo que nunca logró fue poder ingresar a la Real Academia de la Lengua porque a esas instituciones sólo pertenecían a los hombres. Emilia soñó con que alguna vez las mujeres pudieran disfrutar de la libertad en todos los aspectos y que todas las personas, hombres y mujeres, reconocieran que la inteligencia no tiene sexo. Feíta es una de las imágenes ficcionales que ella creó para expresar esas ideas e introducir los discursos que poco a poco iban ganando terreno en la sociedad.