"Con un estilo cálido, personal, Mestries construye poemas sólidos, lúdicos, paisajes impecables de una vida nunca nuestra y tan de nosotros como la verdad. […] El poeta es la voz del mundo, el poeta no describe, transforma; no ve, descubre y al descubrirlo y verlo como si fuera la primera y la última vez: lo dice, lo reza, lo canta, lo grita", señala Alejando Albarrán.
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